Pensamientos negativos compulsivos, ansiedades, estrés, deseos incontrolables que invaden nuestra mente al punto de no dejarnos hacer cualquier otra cosa de la vida cotidiana, todo se dificulta, hasta respirar. Sin embargo, Jesús, al entregar su vida por nosotros en la cruz, nos hace santos. No por nuestros méritos, sino por su sacrificio. Esa santidad que recibimos de Él nos da el privilegio de entregarle todas nuestras tormentas y en sus brazos encontramos la paz que no entendemos. Mi situación actual no me ahogará, porque el que me creó tiene el control de mi vida. En Dios encuentro paz, he puesto en Él mi esperanza y aunque hay días, semanas o meses que mi vida se vuelve un caos, cuando le presto atención a su palabra, Él calma mi tormenta interna. Talvez todo lo externo siga igual, pero cuando descanso en su sombra, la tormenta parece minúscula y sin efectos sobre mi vida. Salmos 32:6-7 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamen
Por mucho tiempo pensaba que cuando la biblia trata el tema de andar en luz, nos llama a ser perfectos y mi mente se turbaba porque era imposible para mi ser perfecta, por mi humanidad. Siempre vivía resentida conmigo misma por mi incapacidad de dejar de pecar y llegaba a sentir que no me daban las fuerzas. Un día comprendí, que el andar en luz no se trata de ser perfectos, porque según dice la biblia en Eclesiastés 7:20 ¨No hay ningún ser humano perfecto ni que nunca haya pecado¨ , sino que el andar en luz es estar al descubierto. Cuando llegamos a la casa luego de una larga jornada laboral o de estudio, abrimos la puerta a las 10 de la noche y todo esta apagado, no podemos ver nada de lo que hay en el interior de la casa. Aunque sabemos lo que está allí, al encender las luces podemos ver todo el reguero (desorden) que tenemos y lo que debemos acomodar. Así funciona el andar en luz, cuando ponemos a Dios por encima nuestro y dejamos que su luz ilumine nuestras vid