Por mucho tiempo pensaba que
cuando la biblia trata el tema de andar en luz, nos llama a ser perfectos y mi
mente se turbaba porque era imposible para mi ser perfecta, por mi humanidad. Siempre
vivía resentida conmigo misma por mi incapacidad de dejar de pecar y llegaba a
sentir que no me daban las fuerzas.
Un día comprendí, que el andar en
luz no se trata de ser perfectos, porque según dice la biblia en Eclesiastés
7:20 ¨No hay ningún ser humano perfecto ni que nunca haya pecado¨, sino que
el andar en luz es estar al descubierto.
Cuando llegamos a la casa luego
de una larga jornada laboral o de estudio, abrimos la puerta a las 10 de la
noche y todo esta apagado, no podemos ver nada de lo que hay en el interior de
la casa. Aunque sabemos lo que está allí, al encender las luces podemos ver
todo el reguero (desorden) que tenemos y lo que debemos acomodar.
Así funciona el andar en luz,
cuando ponemos a Dios por encima nuestro y dejamos que su luz ilumine nuestras
vidas, la manera perfecta en que Jesús vivió en este mundo saca a la vista todo
nuestro alboroto y solo así somos capaces de distinguir lo que debe o lo que no
debe estar en nuestras vidas.
Esto no nos dice que tenemos que
seguir viviendo de la misma manera, sino que Dios, en su gran misericordia nos
irá formando en mejores personas, llenas de su amor.
Tener a Jesús como referente nos aclara nuestro norte, nos da una visión de aquellas cosas que tenemos que entregarle a ÉL para que limpie nuestra mente y corazón, dejar que sea Él que transforme nuestro carácter, que muchas veces ni nosotros mismos sabemos el daño que ocasionamos por estar acostumbrados a ser así.
1 Juan 1: 5 – 10
5 Este es el mensaje
que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas
en él. 6 si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos
en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 si decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros. 9 si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 si
decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en
nosotros.
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