Vivimos en un mundo que se ha enfocado en la tolerancia a las ideas que son diferentes a las propias y estoy muy de acuerdo con ello, que otra persona piense distinto a mí, no significa que yo pueda atropellar, ofender, ni maltratar a esa persona.
¿Qué pasa cuando la realidad de otros quiere imponerse en lo que sí es la verdad? ¿Cómo podemos distinguir lo que es de lo que parece? En un mundo de pensamientos diversos, cuando los hombres somos tan cambiantes, si hoy me gusta el azul y ya mañana prefiero el verde, ¿Quién le da el derecho al ser humano de elegir lo que es correcto o lo que es incorrecto? ¿Podemos nosotros dejarnos dirigir a ciegas por un grupo de hombres y mujeres que siempre tratan de modificar las leyes dependiendo de la opinión de un grupo de personas que piensan diferente?
El ser humano no ha creado nada de lo que hay en el mundo. Repito ¡Nada! Si ha podido modificar y usar los recursos de la naturaleza para darles un nuevo uso, pero no ha creado ninguna cosa de la nada. Y si no hemos puesto nada en este mundo, no podemos decidir qué es lo correcto y lo que no.
Dios, el Eterno es el único que tiene la primera y la última palabra y desde el inicio de los tiempos ha dicho lo que es bueno y lo que es malo. Por más que el hombre se desarrolle, la verdad de Dios no puede ser modificada por nosotros. Dios no puede ser modificado a los tiempos, son los tiempos que se tienen que adaptar a Dios.
¿Quiénes somos nosotros para exigirle a Dios lo que queremos o no? Claro que Él nos escucha, nos ama tanto que nos deja expresarnos sin señalarnos, sin embargo, por nuestro propio bien su verdad no puede ser modificada por nuestros caprichos.
¿Se imaginan a Dios cambiando la verdad cada vez que uno de nosotros se antoje de algo diferente cada día? ¿Habría algún orden en la naturaleza?
Es algo tan sencillo que vemos en nosotros mismos, que hemos decidido tomar nuestras propias decisiones y no seguir las palabras del Padre, por eso hay tanta hambre, enfermedades, guerras, porque no nos hemos llevado del manual que nos ha entregado el creador del universo, sino que siempre queremos hacer todo lo que se nos antoje y luego echarle la culpa a Dios por las decisiones que nosotros mismos hemos tomado.
Querer tomar decisiones sin consecuencias, es como esperar tirarte por un puente y no morir del impacto con el suelo o ahogado por las corrientes del rio.
La única y eterna verdad es Dios, no puede ser modificada, aunque decidamos hacer lo que queramos, eso no la anula, solo nos hará cosechar aquello que hemos sembrado.
Pero siempre estamos a tiempo, mientras respiremos, de encontrar el camino de regreso a casa, en sus brazos. Porque al final de la jornada, Dios no gana nada porque Él lo es todo, ¡somos nosotros los beneficiados!
Apocalipsis 1:8
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
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