Según los investigadores, la luz es solo parte visible de la radiación electromagnética, y se extiende por medio de la nada, no necesita de ningún factor secundario para que pueda llegar al espectro visible. Es solo una forma de la radiación, energía que se acomoda al ojo humano.
En Juan 8:12 Jesús dice que Él es la luz del mundo, antes de que los científicos descubrieran su origen, ya Jesús se daba a conocer como una, porque todo fue hecho para que podemos entender la grandeza de Dios, con aquellas cosas que sí podemos comprobar.
Así como la luz visible se produce desde la nada y es solo una parte de la energía, Jesús es una adaptación de Dios en este mundo visible, para que el ser humano pueda entender la grandeza de Dios. Sabemos que Jesús vino a este mundo como hombre, pero no era un simple hombre, sino que es Dios mismo. Jesús es una manifestación de Dios.
Y así como la luz puede ser reflejada en cualquier oscuridad. De la misma forma Jesús puede reflejar su luz en nosotros, darnos vida y mostrar nuestra verdadera esencia, que es en Dios. Su maravilloso amor, sacrificio y entrega, son tan potentes que no hay nada en nuestras vidas que pueda impedir que el llegue a cambiar un corazón, aunque lleno de errores, arrepentido y dispuesto a ser transformado.
Y como toda fuente de energía, que puede ser transmitida a otros aparatos, así Jesús luego de transmitir su vida, nos hace capaces de reflejar su verdad a otras personas y ser nosotros luz en medio de tinieblas. La luz no es impactada por la oscuridad, sino que es la oscuridad que recibe efectos de la luz.
Juan 1:4
En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Juan 8:12
Otra vez Jesús les habló diciendo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
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